En el año 1975 eran necesarias casi dos horas para recorrer los 62 km. que separan A Coruña de Santiago.
Un vehículo podía tardar más de una hora en ir de Pontevedra a Vigo (33 km).
Hoy, la Autopista del Atlántico permite cubrir la misma distancia en algo más de 30 minutos.
Esta autopista de peaje, que comunica el norte con el sur de Galicia, permite a sus usuarios gozar de importantes ventajas en cuanto a seguridad, comodidad y rapidez frente a otras carreteras.
Su construcción, conservación y explotación — que fue concedida por el Estado en el año 1973 a Autopistas del Atlántico, C.E.S.A. (AUDASA) — ha supuesto una inversión
en torno a los 1.428 millones de euros.
En la actualidad la autopista tiene en servicio 219 kilómetros entre Ferrol y la frontera portuguesa, donde enlaza con la autopista A-3 con destino a Lisboa.
Esta autopista ha supuesto un aumento de la seguridad para los automovilistas y en consecuencia, el descenso de los accidentes, debido a las especiales condiciones en la construcción y mantenimiento de la AP-9, que hacen que la circulación por la autopista sea tres veces más segura que por las carreteras convencionales.
Con el fin de integrar su trazado en el paisaje y medio natural gallego, se han realizado importantes y costosas obras, entre ellas 444 pasos a través de la autopista, 65 puentes y viaductos (entre los que podemos destacar el de Rande, de 1.555 metros, que obtuvo en 1979 el Premio Europeo a la construcción metálica más destacada, y los que salvan las rías de Betanzos, Pontevedra y Ares), 6 túneles dobles y 1 sencillo (con una longitud total superior a 7 km), y se ha mejorado la vegetación de los márgenes de la autopista.